jueves, 23 de julio de 2015

33 semanas y los diferentes miedos de una embarazada.

Empieza la cuenta atrás, ahora sí que es inevitable enfocar más todo hacia el momento en que Ían venga al mundo.

Durante estas 33 semanas, la gente me ha ido preguntando muchas cosas, entre ellas si tenía miedo al parto. Los que me conocen bien saben que antes de querer traer una vida al mundo, yo era de las típicas chicas con un miedo atroz al parto, más bien pánico diría yo y por eso no me animé antes.

Ahora tampoco es que haya cambiado mucho la cosa. Se acerca el momento y cada vez tengo un poquito más de miedo, aunque ya no lo definiría como pánico. En mi caso, me ha ayudado mucho la información que me están dando en las clases preparto, donde me lo explican todo con pelos y señales y sin saltarse nada, por desagradable que sea, pero eso no evita el miedo a lo desconocido.

Mi miedo no es por el dolor, eso es lo de menos en mi opinión, es el miedo a un cúmulo de cosas que podrían suceder, o al menos eso piensa mi cabecita loca.

Mi primera preocupación es si sabré reconocer que estoy de parto. Sí, supongo que sí y con la de veces que me lo han explicado, creo ser capaz de reconocerlo, sobretodo en el hipotético caso en que no rompa bolsa de aguas y me den contracciones antes de romper la bolsa o que no se rompa y me la tengan que romper en la clínica. No me gustaría estar las últimas semanas yendo a la clínica con falsas alarmas :)

¿Nacerá bien? Ese es otro de mis súper miedos y supongo que inevitable para cualquier futuro papi o mami. No sé por qué me preocupo si me controlan súper bien en la clínica y la verdad es que me tratan muy bien. Y me dicen y repiten que todo va estupendamente, de hecho no he tenido ningún percance ni alteración ni nada de nada, así que no se por qué sigo dándole vueltas, pero no lo puedo evitar.

El post parto me tiene loquita. Que si los puntos, que si la teta fuera todo el día. ¿Me subirá la leche? ¿Le tendré que dar biberón cuando quiero darle el pecho? ¿Sabré curarle el ombliguito bien? Y así podría estar todo el día y parte del día de mañana haciéndome preguntas de este tipo. Sé que lo haremos lo mejor que sepamos, tanto mi Mixto como yo, pero también son inevitables todas estas preguntas.

También me agobia mucho el tema visitas tanto al parir como después en casa. Por suerte mi Mixto comparte mi opinión y para que no sea un festival mi habitación, lo controlaremos muy mucho, pero a ver cómo sale la cosa, que la gente se vuelve loca cuando nace un bebé, como si no hubieran más días para verlo que esos dos o tres días que pasas en la clínica. Y en casa ya tenemos una táctica infalible pensada jejeje.

El otro día en la clase preparto, una de las chicas estaba muy preocupada porque ella vive como a 40 minutos de la clínica y claro, su mayor miedo es no llegar a tiempo a la clínica para que le puedan poner la epidural, ya que pasado un rango de contracciones digamos, no te la pueden poner. También estaba preocupada por si le cambiaban al niño y le habían dicho que le hiciera una marca al bebé con un boli o algo en alguna parte, para identificarlo... Pues bien, suena a chiste pero añadió a mi lista una preocupación más. Sé y nos lo han explicado mil veces, que en esos temas son súper estrictos siempre y que lo primero que hacen es ponerle la pulserita al niño o niña, que esas cosas ya no pasan ahora pero, que alguien me diga cómo se controlan los pensamientos y miedos de una embarazada. Si alguien sabe que por favor venga a mi casa y me haga terapia :P

Podría pasarme toda la tarde hablando de mis miedos y preocupaciones, pero por hoy, os voy a dejar tranquil@s.

Sólo deciros que Ían está muy bien, que sigue siendo un bailongo, que no para de crecer y cada vez me pesa más. Y que las noches son como un macro festival para él con el consiguiente insomnio y molestia para mí. Pero no me importa porque cada vez que pienso en el día en que lo vea por primera vez, se me quita todo de golpe. Y ya sin verlo ni conocerlo aún, sé con certeza que todo ha valido la pena.

Ían con 28 semanas, posando para la ecografía :)

jueves, 2 de julio de 2015

Sin ti, no sería nada

Todo el mundo me dice que al estar embarazada mi humor cambiará a peor y que estaré más irritable. Teniendo en cuenta que yo ya normalmente soy de pronto fácil, creo que en ese aspecto, estoy igual, sólo que como estoy en estado, la gente piensa que mi mala leche es debido al embarazo.

Yo lo veo de otra manera porque realmente me siento mucho mejor que normalmente, anímicamente hablando. Me siento feliz, tranquila y sobretodo muy ilusionada y yo misma pienso muchas veces que me tomo las cosas mucho mejor que siempre. Pero bueno, esto habría que consultarlo a mi Mixto y a mi entorno. ¿Qué opináis? Quizá he desarrollado un súper poder de tergiversar la visión de las cosas, quién sabe... :P

Sin darme casi cuenta, ya estoy de 30 semanas. ¡Madre mía, cómo pasa el tiempo! El tiempo pasa volando, tanto que no me ha dado tiempo a preparar la canastilla al completo aún, aunque no os preocupéis, que sólo me falta ultimar los detalles y todo listo. Aún recuerdo esos primeros meses fatales que pasé. Esos sí se me hicieron eternos, pero fue pasarlos y todo fue rápido, bien y bonito. Casi todo, tampoco quiero mentir.

En toda esta felicidad y tranquilidad sin duda entra mi Mixto. ¿Qué os he dicho ya que no sepáis de él? Es mirarle y saber que es LA PERSONA. Es verle y saber que va a estar allí conmigo, pase lo que pase. Es pedir algo por mi boquita caprichosa (que ahora lo es mucho más) y en un santiamén tenerlo delante. Es amor del bueno, es lo mejor de este mundo y es todo lo que necesito para continuar, pase lo que pase, ponga quien se ponga y ocurra lo que ocurra. Es mi fuerza, mis ganas, mi todo absolutamente.

A veces pienso que soy demasiado afortunada por tenerle en mi vida. No puede cuidarme, mimarme y amarme más. Y por eso el título de este post, "Sin ti, no sería nada".

Sé que lo haremos bien, porque con esa ternura con la que le hablas todas las noches, ese amor y cariño que desprendes en todo lo que haces por nosotros sólo puede hacer que las cosas salgan bien, porque las cosas hechas desde dentro, desde el corazón, nunca salen mal. Y con amor verdadero mucho menos. Así que no te preocupes, iremos de la mano en todo lo que hagamos e Ían te adorará, tanto como te adoro yo.

Y nacerá otro de los amores de nuestras vidas, el que ya estamos empezando a sentir juntos por él, siempre de la mano.

Queda poquito para verte Ían y estamos todos ansiosos ya. Ya sabemos que tienes mis labios y posiblemente mi nariz, que te gusta mucho la música, que no te gusta que duerma de lado sino boca arriba, que te encantan las clases preparto y el yoga, que el chocolate y el helado son tu debilidad y que la voz del papa te chifla. No sabes lo mucho que ya te queremos, no sólo nosotros sino todas tus titas y titos y las yayas y yayos. ¡Queremos verte y tenerte en brazos ya!

Ían y yo- 28 semanas