domingo, 22 de junio de 2014

Felicidad runner

Como imaginaréis al leer el título, va a ser un post sobre mi obsesión actual, el running. En realidad para mí no es una obsesión, es más algo así como una forma de vida. Suena raro y fuerte pero no lo es. Hacer de cada salida un hábito sólo puede aportar beneficios a mi cuerpo, mi mente y mi yo general, y cada día que pasa lo noto más y más.

Hace no mucho, tuve que guardar reposo en cuanto a salir a correr porque pasé por un resfriado no muy fuerte, pero con mucha congestión en el pecho, por lo que no quería ahogarme en el intento. Justo después de pasar ese resfriado, me salió una señora contractura que me duró otra semana, así que con la tontería me pasé dos semanas sin correr. ¡2 semanas! Casi me da algo. Mientras pasaban los días de esas 2 semanas largas, yo sólo pensaba en correr y correr, pero no podía. Creo que lo que sentí fue síndrome de abstinencia y si no, seguro que fue algo parecido. Suena exagerado pero fue así. Tantas ganas tenía que cuando salí por primera vez después de este período de abstención, no estaba del todo fina aún de la contractura pero no podía aguantar más y tuve que salir sin pensar en nada más.

Además tenía que salir sí o sí para poder entrenarme para la próxima cursa que se avecinaba y la cual ya hice el pasado domingo día 15. Fue una cursa genial gracias a la compañía que tuve, el día acompañó y sobretodo estaba ansiosa por volver a sentir las sensaciones que tengo al cruzar la meta. 

No sé si a los demás runners del mundo les pasará, pero en mi caso las cursas que voy haciendo de 10 kilómetros, en comparación a la primera que hice, son diferentes. No me refiero a la marca ni al tiempo, sino a cómo estoy yo o cómo afronto la cursa. En la primera que hice al acabar, sentí que podía hacer bastante más. Acabé cansada claro que sí, pero me recuperé enseguida y mi sensación fue muy muy buena. Supongo que ayuda la emoción de la primera cursa. Os recuerdo que lloré al cruzar la meta.

Ahora cuando hago una cursa, evidentemente la sensación de satisfacción y alegría es la misma, pero noto como que me ha costado acabarla mucho más que la primera cursa. Supongo que son sensaciones, porque en realidad voy mejorando poco a poco, de hecho este domingo pasado hice mi mejor marca personal (56:07 minutos) y estoy súper feliz y orgullosa de ello.

Fue la Cursa Delta Prat y fui con dos amigos. La cursa fue muy bien, sólo que en lugar de 10 km. eran unos 350 metros más, pero por lo demás, todo fue correcto. Durante el recorrido en dos puntos, teníamos gente tocando tambores para animarnos y también había alguna que otra persona durante el trazado dándonos palabras de ánimo. Y parecerá una tontería, pero para nosotros una palabra de ánimo en ese momento en el que piensas que no puedes más, te da la fuerza necesaria para continuar y acabar.

Evidentemente, mi Mixto estaba allí con nuestra flamante súper cámara, intentando retratar esa felicidad que sentimos al correr. Cada vez me sabe más mal tener que pedirle que madrugue un domingo y me lleve o acompañe a las cursas. Él lo hace encantado y luego disfruta allí, pero hace un esfuerzo que no sé si podré compensarle algún día. Desde aquí, mi Mixto, te agradezco todo lo que haces por mí, no sólo esto. Y no sigo diciendo nada más que si no, lloro. :P

Los días anteriores a la cursa fueron muy bochornosos aquí en Barcelona y con mucho calor, por lo que estábamos temiendo el día de la cursa, que aunque fuera a las 9 de la mañana, si continuaba el tiempo así, nos abrasaríamos en el intento de llegar a la meta. Pero por suerte, llovió por la mañana tempranito, por lo que “refrescó” un poco el ambiente. Luego en la cursa, salió el sol (y yo sin ponerme crema porque había amanecido súper nublado) y disfrutamos de una cursa sin una gota de lluvia.

Me gustó muchísimo la cursa y si el año que viene sigo corriendo, que sospecho que sí, la volveré a hacer. Es una cursa ideal para hacer marca porque es plana completamente, sin subidas ni bajadas. Además, gracias a la multitud de árboles que hay durante el recorrido, íbamos bastante tiempo bajo la sombra, que es de agradecer. También está muy bien hacer un trozo por dentro de las pistas de atletismo del Sagnier, es súper cómodo correr allí en comparación con el asfalto. Lo único que cambiaría quizá, y más por gusto personal que por otra cosa, es que el recorrido sea doble, es decir, el recorrido en realidad es de 5 km,. y se hace dos veces.

La verdad es que no sé cómo explicar exactamente todas las sensaciones que tengo antes, durante y después de la cursa. El día anterior a la cursa son "nervios buenos" cómo digo yo, estoy ansiosa por que llegue el día y darle a la zapatilla como yo sé. Cuando llega el día, empieza la rutina de antes de cada cursa: levantarse dos horas antes de que empiece, desayunar una tostada con jamón dulce, un plátano y un té y vestirme para la ocasión. Empiezan los nervios no tan buenos, nervios de verdad y aún a día de hoy no sé por qué me pongo tan nerviosa si correr 10 km. es algo normal para mí, algo que hago dos veces por semana, por lo que ni yo misma entiendo por qué tanto nervio. Cuando llego al lugar de la cursa, mis nervios se van disipando porque empiezo a ver a gente que va a hacer lo mismo que yo: correr un domingo por la mañana. Ver que tanta gente va a hacer lo mismo que tú, mola. Cuando empieza la cursa ya se me van todos los males. Me pongo los cascos con la música bajita, despejo la mente, y sólo pienso en correr. Nada más. Es lo bueno de correr, que te permite evadirte de todo lo que te rodea mientras lo haces. Y cada kilómetro que hago, me animo a mi misma diciéndome que ya no queda nada. Esta vez, nada más entrar en la recta final, mi querido Miguel, que literalmente voló en la cursa, vino en mi busca e hizo los últimos metros a mi lado, animándome a lo máximo, tanto que yo pensaba que no podía más y quería parar, pero gracias a sus ánimos, me salieron fuerzas de vete a saber tú dónde e hice un sprint hacia la meta... Cruzar la meta y ver a mi Mixto orgulloso, contento porque yo estaba contenta y feliz porque me veía a mí feliz... Después de cruzar la meta, busqué con la mirada a Nuri, y fuimos en su busca para animarle en los últimos metros también. Son sensaciones difíciles de encuadrar y explicar con detalles, pero lo que tengo claro es que es algo así como felicidad, felicidad runner.

Felicidad runner en foto ;)

viernes, 13 de junio de 2014

De mayor quiero ser blogger.

Estoy aquí de nuevo porque tengo algo que expresar. Mi intención era y sigue siendo mantener este blog un poco más vivo, pero (ya sé que no hay excusa que valga) no lo acabo de conseguir del todo. Eso sí, he hecho unas modificaciones en el aspecto del blog y espero hacer más a medida que me vaya viniendo la inspiración y aprenda más cositas sobre cómo customizar el blog.

Últimamente, como dice mi Mixto, estoy de un frikismo con el tema blogger que no hay quien me pare. Si es que soy cabezota y cuando algo se me mete en la cabeza, no puedo parar hasta conseguirlo. Esto tiene sus pros y sus contra, pero bueno, una no puede ser perfecta y hago lo que puedo :) También ayuda a alimentar mi frikismo el hecho de que me paso el día en internet mirando blogs y páginas y con tantos blogs bonitos, con fotos tan bonitas y con tantas ideas, recetas o cosas bonitas, no puedo parar de mirar, marcar favoritos, añadir blogs a mi feedly y pinear fotos que me sirven de inspiración.

Esta obsesión repentina en realidad no lo es. Todo tiene su por qué. Ya sabéis que me gusta mucho expresarme escribiendo y aparte, el mundo de internet y redes sociales me encanta, por lo que eso ya es una base súper sólida para disfrutar de mis blogs. Evidentemente, pongo más energía y esfuerzo en Tupper’s Moment, más que nada porque tiene un formato diferente y porque no paro de cocinar cosas ricas que necesitan ser compartidas con el mundo :P Kaihattan es más personal, es sobre mí y mi mundo contado a través de lo que siento.

Hace poco decidí apuntarme a un mini curso para bloggers, un curso fantástico de Jackie Rueda, impartido por Anna de Fácil y Sencillo, Blogging ABC. Y éste curso me ha abierto aún más los ojos, me ha dado más ganas de continuar con esto y me ha proporcionado pautas y consejos para no morir en el intento. Si buscáis inspiración, buenos consejos y muchas pautas que os van a ser súper útiles para vuestros blogs, os recomiendo sin duda este mini curso. Ya estoy pensando en hacer otro curso con Jackie, porque me ha encantado.

El mundo blogger no sólo es escribir y ya está. No no. Gracias a este mundillo estoy conociendo, aunque de momento sea virtualmente, a mucha gente buena e interesante. Conozco sus gustos, su vida (o lo que cuentan de ella) y los noto muy cercanos gracias a sus respectivos blogs. Además me llena por completo. Compartir mi afición con gente que tiene la misma pasión que tú y que te entiende, es lo más. No quiero decir que los míos no me entiendan, pero quizá hay cosas que no comprendan por el simple hecho de no vivirlo como lo vivo yo. Y cuando recibo algún comentario en el blog o sobre el blog, me pongo súper contenta. Hace poco una seguidora de Tupper’s Moment publicó varias fotos de recetas mías que ella había hecho. Y es que además no vive aquí. Es de Bilbao pero vive en UK por trabajo. No sólo me puse contenta, sino que había tenido un malísimo día y sólo con ver esa foto, se me quitaron todos los males por completo. La piel de gallina y os confieso que estuve a puntito de llorar, aunque en mí ya sabéis que no es muy dificil.

Lo que quiero decir es que hacer algo que te gusta es súper gratificante. Está bien, no vivo de ello, pero tampoco es mi intención. Yo solo quiero vivir momentos y experiencias como las que he vivido y estoy viviendo en el tiempo que tiene Tupper’s Moment y conocer a mucha gente maravillosa que tiene la misma ilusión que yo.

No sé a dónde llegará esto ni cómo acabará (espero que no acabe nunca). Sólo sé que es algo que hago con mucha ilusión y porque me gusta. Nada más.

 Quería poner una foto pro mía en el ordenador o algo así. Pero no tengo ninguna, así que he puesto esta :P