sábado, 4 de diciembre de 2010

Sólo mírame

Los dos juntos,
uno enfrente al otro.
Me miras pero no me ves,
te miro y no sé bien lo que veo.

Te pido a gritos con mi mirada,
que me veas.
Mírame, sólo mírame
y dime si lo que ves
lo sientes tú también.
Dime si lo que ves,
podrás sentirlo algún día,
o si, igual que yo, lo sientes ya.

Pero no me hagas esperar,
no me pidas que espere a que tú
puedas ver.
Porque no sé si en ese tiempo,
alguien podrá ver lo que tú ahora no ves.

Y quiero que seas tú,
quiero que lo veas tú,
sólo tú y nadie más.
No deseo que nadie lo vea,
más que tú... sólo tú.

Así que déjate llevar,
no pienses,
no temas,
no tengas miedo.
Porque quizá lo que veas
no es cómo tú piensas...
Quizá es mucho más fácil,
más sencillo.

Porque cuando algo encaja,
todo es muy fácil.
Porque cuando dos personas conectan,
nada puede impedir que dejen de hacerlo.
¿Porqué hacer difícil lo que es tan fácil?

Mírame, y dime que me ves.
Sé que lo ves...
Otra cosa es que tú no lo quieras ver.

Te pido que me vuelvas a mirar.
Te pido, por favor que intentes descifrar lo que ves.
Y dime si tú no sientes lo mismo,
dime si tú no ves lo que yo veo.
Sé que lo ves, sé que lo sientes...
Sólo tienes que mirarme y dejarte llevar.
Sólo déjate llevar...

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