lunes, 20 de diciembre de 2010

Los cuentos de princesas, no existen

Desde pequeños, los cuentos que nos contaban nuestros padres, profesores, familiares, etc, nos muestran un mundo idealizado, donde todo es bueno y bonito, donde las personas son buenas, aunque siempre esté el malo del cuento, como el caso de la bruja, el monstruo, el malo malísimo y similares.

A medida que vas creciendo, los cuentos, evidentemente van evolucionando.
Los osos amorosos o semejantes se convierten en el príncipe y la princesa.

Yo me quedo con los cuentos de princesas y príncipes, donde los sapos se convierten en un apuesto príncipe, perfecto, normalmente rubio, no sé porqué, y encantador por supuesto. Con una sonrisa que nada más verla se te pondría la cara esa de tontita empanada, como digo yo siempre.

Pero lo que digo, los cuentos de princesas no existen.

Hoy en día ya es complicado encontrar a alguien que consideres "tu príncipe", porque seamos realistas, el patio está muy muy mal.
Y cuando crees encontrarlo, el príncipe que un día fue sapo y se convirtió en príncipe, incomprensiblemente vuelve a su estado inicial, es decir, vuelve a ser sapo. Y no lo entiendes, no comprendes cómo es posible que vuelva a ser un sapo, ya que en los cuentos de princesas estas cosas no pasan. En estos momentos, la primera vez que lo vives claro, te vas dando cuenta que los cuentos son simplemente eso, cuentos, fantasía.

Piensas, ojalá mi vida fuera un poco más como los cuentos, sólo un poquito... Tampoco pido que todo sea bonito, fácil y de color de rosa, aunque mi vestido tiene que ser rosa, sin duda. Sólo quiero que se parezca un poquito, sólo un poco.

Es fantasía sí, pero fantasear es gratis, de momento.

Imaginar tener a tu príncipe al lado, que esté pendiente de ti, que te mire con esos ojos con los que sólo él sabe mirarte, que te diga cosas bonitas al oído, que te lleve de paseo en su caballo blanco...Aixsss

Siempre he dicho y seguiré diciéndolo, soy una soñadora. Paso mucho tiempo del día soñando, imaginando, porque soñar también es gratis. Y espero que sea así durante mucho tiempo.

Porque esos momentos en los que sueño, imagino, fantaseo, son los que me ayudan a ver las cosas malas de otra manera, son los que me hacen evadirme de los problemas del día... Forman parte de mi día a día.

Y mientras sueño se me dibuja esa sonrisa de felicidad, de boba empedernida.

Aunque los cuentos de princesas no sean reales, yo dedico un momentito de mi día para que existan, eso sí, única y exclusivamente en mi cabeza...

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